Arintero - Manuel Martín

Arintero – Manuel Martín

Encaramado en la cabecera del valle que forma el Arroyo de Villarías, a 1.320 metros de altitud, el pueblo de Arintero se comunica con el resto del municipio por un solo acceso, (la E-321) y dista de Lugueros 7,0 kilómetros.
Pueblo de altura y extrema soledad, en el invierno apenas quedan en sus casas un par de familias. Su origen viene de un nombre propio de persona, y es tan antiguo que ya aparece en un documento leonés del año 954, donde se dice: “Ego, Godesteo, una cum oxore mea Arientea..” (Yo,Godesteo, juntamente con mi esposa Arientea.. )
El mismo nombre se repite en el Becerro de la Catedral de León, del año 1245, cuya transcripción conservada es del 1468, según Fernández Flórez.

Arintero - Manuel Martín

Arintero – Manuel Martín

Estas precisiones sobre la toponimia no nos distraen de la maravillosa situación de este solar, donde todos son hijosdalgo, acomodado en la solana de un alto valle, que cierra el Pico Santa Eugenia. Allí aún hay cuatro cruces, que según costumbre medieval, señalan términos de cuatro pueblos; Arintero, La Braña, Valdecastillo y Valdehuesa, pertenecientes los dos últimos al municipio de Puebla de Lillo.

Aunque Arintero se quemó en la guerra en su totalidad, incluida la iglesia, los vecinos salvaron un hermoso pendón, los libros de la antiquísima Cofradía de Santa Susana, el Missale Romanum de 1765, y sus antiguas Ordenanzas, que entregaron en La Vecilla, en el edificio de los Juzgados, de donde han acabado por desaparecer.
Pero el tesoro más preciado de este pueblo de nobles son sus gentes. Hombres como Rodrigo, que a sus más de ochenta años se resiste a abandonar el mirador de su vivienda, que otea los valles desde la altura. Con orgullo e innata elegancia, Rodrigo demuestra una inagotable memoria para canciones, coplas, romances y leyendas. Es uno de los archivos vivientes de la ancestral oralidad del territorio.
Y no olvidamos, de ningún modo, la casa solariega de doña Juana, la heroína de Arintero que dio origen a la leyenda de romances más extendida en todo el norte peninsular: la de “la doncella que se fue a la guerra“, o más sencillamente “La Dama de Arintero“.

Arintero - La Forqueta

Arintero – La Forqueta

Su casa de origen, distinguida por un escudo labrado en piedra, fue reconstruida tras la guerra, y exhibe en plena calle la ejecutoria de esta labra de la Dama a caballo, que le ha concedido la historia y la leyenda. Su actual propietario, Rogelio Fernández Argüello, cuyo segundo apellido certifica el origen de su familia, recoge desde hace años todas las noticias, documentos y versiones del romance en que se glosan las andanzas de su remoto antepasado.
Son más de treinta, en toda la provincia de León, sin contar con las de otras regiones de España, más las debidas a los judíos sefarditas que en los diversos países de su secular diáspora aún cantan en recuerdo de La Dama. La ordenación y glosa de este copioso y bello material es uno de los trabajos más interesantes que podrían acometerse, y que dejamos apuntado.

El fallecido escritor madrileño Jesús Fernández Santos, habitante durante los últimos años de su vida en el molino de Cerulleda, dedicó una novela a esta valerosa mujer de Arintero, a la que dio el título de ”La que no tiene nombre“. El escritor quiso con ello dejar fe de las contradicciones de las diversas variantes del romance, aunque parece un hecho histórico que la heroína se llamó Juana. En todo caso, al disfrazarse de varón para la guerra se hizo nombrar – y así lo dice una de sus más líricas variantes – con el apellido de Oliveros.

El pueblo celebra su patrón el día 25 de julio, fiesta de Santiago.

Un viaje a Arintero es instructivo, enriquecedor, y la pureza de sus aires, la grandiosidad de sus paisajes, la hospitalidad de sus gentes, algo que ensancha el corazón.